Protección y funcionalidad


Nuestro organismo está en constante adaptación al medio.
Se producen constantes respuestas a los estímulos que recibimos, seamos o no conscientes de ello. La repetición de estos ciclos de estímulo/respuesta  producen constantes cambios y adaptaciones que conllevan una nueva configuración estructural y funcional.



Cuando corremos se producen múltiples estímulos y a muchos niveles. A nivel cardiovascular, muscular, articular, intercambio de gases, depósitos de energía, etc. Esta es la base del entrenamiento deportivo., estímulos y respuestas repetidos y dirigidos que producen adaptaciones también dirigidas.
Pero por el mismo motivo, cuando no hay estímulos, cuando no realizamos actividad alguna, también el organismo se adapta y cambia y lo que no se utiliza degenera, tanto estructural como funcionalmente.
La carrera se suele realizar con complementos que nos ayudan en el rendimiento. Y entre estos complementos están las zapatillas que nos protegen de impactos (amortiguación) o del exceso de movilidad (estabilización), que nos permiten hacer muchos km, incluso permiten que personas con una pobre adaptación a la carrera, corran, o al menos caminen a saltos.


Tenemos que saber que cuanto más protegidos vamos, menos estimulamos las estructuras y funciones propias del organismo enfocadas a realizar la amortiguación y la estabilización de la pisada al correr, y que por este motivo cada vez necesitaremos mayor protección si no ponemos medidas complementarias o actuamos racionalmente.
Si la zapatilla hace la función, nosotros no la hacemos y vamos perdiendo esa habilidad/capacidad.

También es muy importante conocer que la estimulación de estas funciones tiene que ser realizada conveniente y progresivamente, de la misma manera que cualquier otra.
Llevar zapatillas con protección nos permiten realizar grandes cantidades de km y sacar el beneficio orgánico que de ello se deriva, pero no debemos descuidar el trabajo de esas zonas y funciones que protegemos tanto al correr.




Ha surgido no hace mucho tiempo una visión del running algo extrema en este sentido que es el Barefoot o la práctica de la carrera natural y que tienen en las denominadas zapatillas minimalistas su referencia en cuánto a calzado.
Casi todas las casas de calzado de running tienen hoy en día su gama minimalista, que convive junto con las denominadas zapatillas tradicionales. También es cierto que cada día comparten más cosas ambos productos y que la evolución en estos momentos es hacía la fabricación de modelos cada vez más funcionales pero sin dejar de lado la necesaria protección cuando esta realmente hace falta.
Además los avances técnicos en la fabricación de zapatillas hacen que esas protecciones también sean mucho más funcional y menos agresiva.



LAS ZAPATILLAS MINIMALISTAS
¿Qué son y para qué sirven?
El término minimalista se refiere de manera genérica a cualquier cosa que haya sido despojada de todo aquello que no es esencial. Aquí viene ya el primer punto de desacuerdo. ¿Qué es lo esencial? 
Hablando de correr, dependerá de cada corredor/a y aquí la información de que disponga cada uno es importante para poder decidir que hacer.
Son zapatillas con “drop”, caída o perfil bajos o nulos. Sin elementos de protección en lo que a estabilidad ser refiere y casi siempre sin amortiguación. 
Su filosofía se basa en el hecho cierto, comentado anteriormente, de que si refuerzas una zona con ayudas externas esta se debilita y si la estimulas convenientemente se fortalece. Si no la estimulas degenera.
No es menos cierto que si alguien se pone a correr descalzo, al evitar aterrizar con el talón y hacerse daño, tenderá a aplicar una técnica circular.

Cuanta mas protección y corrección llevamos, menos desarrollamos las capacidades protegidas y corregidas, pero no todo el beneficio de correr va a parar a la pisada.
Y uno de estos beneficios es el desarrollo orgánico global que te proporciona correr aeróbicamente durante un tiempo prolongado, algo muy difícil de conseguir si debemos seguir una progesiva adaptación a correr largas distancias sin protección. Transición que, además, no todo el mundo esta preparado para hacer por simple biomecánica, ya que hay biotipos mas adaptados a la carrera que otros.

Se puede correr “bien” con zapatillas igualmente. Y mas hoy en día con la evolución del calzado. Ya prácticamente casi ninguna marca hace drop mayor de 10 mm. Quizá antes, con drops de 13 e incluso 15 mm hubiera alguna dificultad. En estos momentos (2013) esta universalmente aceptado que 8 mm es el ideal para el corredor/a medio. Ya veremos lo que nos depara el futuro.
Es cuestión de realizar técnica circular con el pie activo, todo lo demás puede ayudar algo pero en un porcentaje bajo.
No es el calzado el que te hace correr “mal”.
Incluso en la técnica pendular el pie debe ser ligeramente activo aunque apoye primero el talón. Si no fuera así no avanzaríamos, más bien correríamos hacía atrás.

Hay opciones para estimular las capacidades que suple el uso de zapatillas con protección, además por supuesto de calzarse unas barefoot o algún otro modelo de los llamados correr natural y realizar una adaptación lenta y progresiva.
Pero en salidas largas hay que llevar protección.

•Trabajar con zapas viejas en menos km
•Variar terrenos es esencial para enriquecer la zancada y nuestra agilidad
•Terreno “no llano” esencial introducir frecuentemente
•Actividades que no son correr "liberar el pie" y hacer que haga más cosas que simplemente ir encerrado en nuestros zapatos.

Si quieres puedes complementar tu par de zapatillas de entreno con otras de menor protección y trabajar progresivamente, si lo haces bien puedes sacar provecho en muchos sentidos.

Lo que comenzó siendo algo minoritario se está convirtiendo en moda. Cada vez mas personas deciden renunciar a los sistemas de protección para ganar en naturalidad.
Pero ¿Es natural que alguien tras años sin hacer ejercicio decida correr una hora descalzo? Si además va calzado a trabajar...

Si bien el utilizar zapatillas ligeras o naturales puede reforzar el conjunto del pie, no es menos cierto de que hay que hacerlo de forma segura y progresiva.
Alternar protección y fortalecimiento (no solo corriendo), potenciar progresivamente y adaptarse de manera INDIVIDUALIZADA.
Las superficies de carrera modernas son duras para los pies y hay que protegeros del impacto


Lo importante es hallar un tipo de protección apropiada que proteja el pie solo cuando lo necesite y darle libertad y flexibilidad el resto del tiempo.
Además cada vez hay más diseños que favorecen el gesto natural y protegen a la vez, complementando, sin corregir, el movimiento de piernas y pies. 
En esta línea se mueve actualmente el mercado de las zapatillas para correr, y más que localizar la zapatilla ideal que seguramente cambiará al año que viene, lo que hay que tener claro es el concepto y saber aplicarlo convenientemente.

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